top of page
 ENTRADAS RECIENTES

Aecio Sarti: “A vida sabe mais que você"

  • Foto & Texto MAREAVIVA
  • 5 abr 2016
  • 10 Min. de lectura

En su atelier a metros del puerto de Paraty, ciudad brasilera de más de trescientos años escondida en la bahía que lleva el mismo nombre, Aecio hace lo que ya no podría dejar de hacer: pintar. Sus creaciones son plasmadas sobre las lonas viejas de camión que antes de llegar a sus manos ya han atravesado incontables kilómetros del sertão baiano.


(Versão em português embaixo)


“Su hijo va a ser artista” fueron las palabras que la madre de Aecio recibió de la partera que le entregó al recién nacido. Palabras de bendición y de presagio. De destino inexorable o lo que el mismo Aecio prefiere llamar de misión en la vida. De pequeño, Aecio repetía para sí y para los demás lo que cósmicamente ya había sido designado para él. “Yo soy artista”, decía, y la premonición se cumplió. Hoy, y hace largos años, Aecio es un pintor reconocido que puede sustentar económicamente su vida a través del arte, lo que comúnmente llamamos vivir del arte, lo cual es, de alguna manera, una redundancia ya que ningún artista consigue vivir sino es con y a través del arte.


Hablando sobre cuáles son las diferentes misiones en la vida de las personas, Aecio afirma que la vida de cada uno tiene un propósito. Reflexiono y enuncio dos situaciones que me perturban desde que tengo memoria. Pienso en mi mamá que desde siempre supo que iba a ser una servidora de los niños con deficiencias o necesidades especiales, aquellos niños que necesitan mucho mucho amor. Me miro a mi… las mil cosas que me gustan hacer y a mis veintiocho años recién estoy logrando enfocarlo (pero no en una sola cosa). Entonces pregunto: -Hay personas en la vida que saben lo que quieren. ¿Vos cómo sabías qué querías hacer en la vida? Aecio responde: -Te cuento si acreditás lo que digo. Yo respondo que estoy acreditando todo desde el comienzo de la charla. Entonces suelta las palabras que dieron comienzo a esta nota y a su vida misma.


Aecio comenzó la etapa productiva de la vida trabajando en un lanchonete (casa típica de comidas rápidas brasilera) en Aracajú, nordeste de Brasil, donde nació en 1959. Sin embargo Aecio sentía que mientras estaba ahí dentro la vida pasaba por afuera. Entonces comenzó a vender las pinturas que producía: y vendía todo. Con eso ayudaba en casa y a su madre con las compras y con los útiles escolares. Ya a los 14 años de edad Aecio podía hacer confluir sus necesidades económicas con las espirituales.


El encuentro con Aecio fue inesperado para ambos tres. Con Emmanuel andábamos dando vuelta por el pueblo un mediodía de sol muy caliente y decidimos entrar a este atelier, uno entre los tantos que se van descubriendo por las calles empedradas del centro histórico de Paraty. La charla – nota surgió de una curiosidad genuina (lo más bello de hacer periodismo a medida que nuestro andar se va moviendo) al espiar desde la puerta hacia el interior. Sus cuadros de grandes dimensiones con figuras humanas largas, algunas más grandes que una persona de carne y hueso, coloridas pero sumidas en el color tierra. Nada de la reproducción de lo que naturalmente se percibe pelas ruas del pueblo: ni barquitos de colores, iglesias, ventanas o puertas. Luz-sombra sin perspectiva con la figura humana como protagonista de la pintura. Busca la belleza, tal vez alguna ropa que vio pasar lo inspira. Otras obras también incluyen poesía. Colgadas en las paredes, las pinturas terminadas, los bocetos esbozados, los pomos, pinceles, maderas que hacen de atriles…todo el mundo del pintor se hacen parte de la misma escena. Hay una mesa grande de madera en el medio de uno de los dos ambientes de este atelier que me llama la atención: en el estante debajo de la tabla están acomodadas las lonas usadas de camión carguero que son el lienzo del arte aeciano.




Las lonas reposan silenciosamente, como esperando que al ser desdobladas, estiradas y repletas de colores y texturas nuevas, vuelvan a contar esas historias escondidas entre los hilos; esperan también contar las nuevas que nacerán en esta segunda vida. Las telas tienen una energía muy fuerte: cubrieron cargas varias, atravesaron kilómetros de tierra país adentro, soportaron tempestades, calor, tierra. Son la protección de los cargamentos; son la manta que los contuvo a través del sertão baiano y son, ahora, el lienzo que Aecio elije para contar sus propias historias.

A mi modo de ver, los artistas son personas que no pueden evitar traducir su vida en arte: sus experiencias, pensamientos y emociones. Me gusta llamarlos pensa-acto-sentimientos, esa tríada que define la vida de cada uno sobre esta tierra. Una persona que gusta mucho de un tipo de arte casi seguro gusta de otros géneros artísticos. Inocentemente o genuinamente como parte de este encuentro informal (del que me disculpé por no haber seguido los pasos políticamente correctos que te enseñan en la facultad de periodismo, léase hacer archivo del entrevistado) pregunté si le gustaban otras artes. Aecio pensó en voz alta interpretando mi pregunta como otras artes que le gustaran pero que también hiciera algo con ellas (por supuesto que a un artista le gustan muchas otras artes, reflexioné). Respondió que esas eran el cine y la cerámica, aunque no había hecho cerámica pero ya sabe, de antemano, que le gustaría trabajar en ella. A Emmanuel y a mí nos pasa lo mismo. Meter las manos en la masa es casi una necesidad humana. Aparece otra tríada: pintura, cerámica y cine. Es en el multipremiado cortometraje documental Ceu de querubines (Cielo de querubines) que Aecio emplaza su pintura en el lugar de los hechos para desarrollar el vínculo entre su arte-vida y la cotidianeidad de los habitantes del sertão baiano. Vasijas de barro hechas artesanalmente por mujeres de una pequeña comunidad y transportadas por hombres a través de las rutas son cubiertas por una lona de 12x8 metros pintada con querubines por los pinceles de Aecio.




Además del atelier de Paraty, el pintor cuenta con una galería en el centro de San Pablo, dentro de un importante circuito comercial de arte. Aecio tiene otro lugar escondido que es su casa y su atelier. Hoy es su hijo mayor quien cuida de las relaciones públicas y lo ayuda con la venta de los cuadros, mientras Aecio alterna sus días en el pueblo y en su casa en la playa, lugar de sueño hecho materialidad. Queda a dos horas de barco del centro de Paraty -o a 15 horas de trilha (sendero dentro del mato) en un pueblito de pescadores llamado “Calhaus”. Su filosofía de vida se basa en confiar. Si la meta está el camino va llegando solo. “Cada uno crea su realidad. Pero uno encuentra, no busca. Hay un trabajo que hacer pero no está ahí el éxito. El éxito está en creer, realmente creer, que aquello que soñaste va a llegar a tu mano. Y cuando más fuerte el sentimiento más fuerte son las conexiones con lo que querés. No es un pensamiento positivo. No-tiene-nada- que-ver-con-pensamiento-positivo –enfatiza Aecio. Tiene que ver con la tranquilidad de que las conexiones, el movimiento natural de la vida te está encaminando al lugar correcto.” De manera que unx tiene una meta y el camino va llegando solo. “Las veces que recibo una mala noticia trato de quedarme tranquilo. No siempre lo consigo, pero cuando más tranquilx estás entiendes que el camino no era ahí. O que era aquel camino pero necesitás hacerle una adaptación –Aecio hace un movimiento con su mano que en Argentina las personas conocen como dar una vuelta de rosca. El pintor explica su creencia en la teoría de la física quántica y esboza con alegría su manera de dejarse mecer por el curso de la vida misma. Entonces lanza una afirmación que desde el momento enunciada supimos que sería el título de la nota: “A vida sabe mais que você”.


(Versão em português)


AECIO SARTI: “A VIDA SABE MAIS QUE VOCÊ”

Em seu atelier a poucos metros do cais do Paraty, cidade brasileira de mais de trezentos anos escondida na baia do mesmo nome, Aécio faz o que já não poderia parar de fazer: pintar. Suas criações são refletidas em lona de caminhão e antes de chegar a suas mãos já passaram por incontáveis quilômetros de sertão baiano.


“Seu filho vai ser um artista", foram as palavras que a mãe de Aécio recebeu da parteira que deu o recém-nascido. Palavras de bendição y de pressagio. De destino inexorável o que o mesmo Aécio prefere chamar de missione na vida. De pequeno, Aécio repetia para si e para os demais o que cosmicamente já havia sido designado para ele. “Eu sou artista”, falava, e a premonição se cumpri-o. Hoje, e há largos anos atrais, Aécio e um pintor reconhecido que pode sustentar economicamente sua vida a través do arte, o que comumente chamamos viver do arte, o qual e, de alguma maneira, uma redundância, já que nenhum artista consegue viver sino e com e a traveis do arte.


Falando sobre caules som as diferentes missiones em a vida das pessoas, Aecio afirma que a vida de cada um tem um propósito. Reflexiono y enuncio duas situações que me perturbam desde que tenho memoria. Lembro da mia mãe que desde pequena já sabia que ela iba a ser uma servidora das crianças com deficiências ou necessidades especiais, aquelas crianças que precisam muito amor. Eu olho para mim… as milhões das coisas que gosto de fazer e a meus vinte oito anos recém estão conseguindo enfoca-las (mais não em uma coisa só). Em seguida pergunto: - Há algumas pessoas na vida que sabem o que querem. ¿Você como sabia que coisa queria fazer na vida? Aecio responde: - Eu conto si você acredita o que eu digo. Eu respondo que estou acreditando tudo desde o inicio da conversa. Então fala as palavras que comenzaron a nota e sua vida mesma.


Aecio começo a etapa produtiva da vida trabalhando em uma lanchonete em Aracajú, nordeste do Brasil onde nasceu no ano 1959. Mais Aecio sentia que quando ele estava ali dentro a vida passava fora. Então ele começo a vender as pinturas que produzia: vendia tudo. Com esse dinheiro Aecio ajudava sua mãe com as compras e com os uteis escolares. A 14 anos da idade fazia confluir suas necessidades económicas com as espirituais.


Nosso encontro com Aecio foi inesperado para os três. Emmanuel e eu caminhávamos por o centro histórico de Paraty um meio-dia muito quente e decidimos entrar neste atelier, um entre os tantos que van se-descobrindo pelas ruas de pedras. A conversa-nota surgiu da uma curiosidade genuína (a coisa mais linda de fazer jornalismo à medida que nosso andar vai se movendo) quando olhamos desde a calçada para o interior. Seus quadros de grandes dimensionem com figuras humanas longas, algumas maiores que uma pessoa de carne e osso, colorido e em cores da terra. Nei barquinhos de diferentes cores, igrejas, janelas o portas reproduzidas nas telas, coisa mais comum entre os artistas de Paraty. Luz-sombra sem perspectiva e com a figura humana como protagonista da pintura. Busca a beleza, talvez alguma roupa que vi-o passar inspira ele. Outras obras também incluírem poesia. Colgadas nas paredes, as pinturas terminadas, os esboços, os pomos, pinceis, madeiras… tudo o mundo do pintor fazem parte da mesma cena. Há uma mesa grande de madeira no médio de uno dos ambientes do atelier que chama minha atenção: as lonas usadas de caminhão som a base da arte aeciana.


As lonas repousam silenciosamente, como esperando que ser desdobradas, estiradas e cheia da cores e texturas novas, e contar de novo essas historias escondidas entre os hilos; esperam também contar as novas que nasceram nesta segunda vida. As lonas tem una energia muito forte: eles cobriram cargas varias, atravessaram quilômetros da terra, passaram tempestades, calor. Som a proteção dos carregamentos; som a manta que continham eles a través do sertão baiano e agora se tornaram em os lienzos que Aecio escolhe para contar suas próprias historias.


Eu acho que os artistas som pessoas que não conseguem evitar traduzir sua vida em arte: suas experiências, pensamentos e emociones. Eu gosto de chamar-los pensa-acto-sentimentos, essa tríada que define a vida de cada um de nos sobre esta terra. Uma pessoa que gosta muito de um tipo de arte e muito provável que goste de outros géneros artísticos. Inocentemente o genuinamente como parte de este encontro informal (eu pedi desculpas por não ter seguido os passos politicamente corretos que te ensinam na faculdade de jornalismo, isso e fazer uma pesquisa da pessoa a entrevistar antes do encontro) pregunte si ele gostava de outras artes. Aecio penso em voz alta interpretando meu pergunta como outras artes que ele gostara e tambem fizera alguma atividade com elas (e obvio que um artista gosta da muitas outras artes, reflexione). Respondi-o que gostava do cine e da cerâmica. Ele ainda não havia experimentado com cerâmica, mais ele já sabe que gostaria de trabalhar como ela. Emmanuel e eu temos o mesmo pensamento. Mexer as mãos na massa e uma necessidade humana. Outra tríada aparece: pintura, cerâmica e cinema. Nele multipremiado cortometraje documental Ceu de querubins Aecio empraza sua pintura no lugar próprio da lona e desenvolve o vínculo entre sua arte-vida e a cotidianidade dos habitantes do sertão baiano. Potes de barro produzidos por mulheres de uma pequena comunidade no sertão baiano e transportadas por homes pelas estradas som cobertas por uma lona de 12x8 metros pintada com querubins pelos pinceis de Aecio.


Além do atelier de Paraty, Aecio uma galeria da arte no centro do São Paulo dentro do melhor circuito da cidade. E também tem outro lugar escondido que e sua casa e seu atelier. Hoje e seu filho maior quem cuida das relações publicas do seu pai e ajuda ele com as vendas dos quadros enquanto Aecio alterna seus dias no Paraty e em sua casa na praia, o lugar de seus sonhos feito materialidade. Fica a duas horas de barco –o quinze horas de trilha- do centro de Paraty, na vila de pescadores chamada “Calhaus”. Sua filosofia de vida vase-se em confiar. Si a meta está o caminho vai chegar sozinho. “Você cria a sua realidade. Mais você encontra você não busca. Ha um trabalho que fazer. Mais não esta aí seu sucesso. O seu sucesso esta em crer, realmente crer, que aquilho que você sonho vai chegar a sua mão. E coando mais forte o sentimento e mais forte som as conexões com o que você quer. Não e um pensamento positivo. Não-tem-nada-a-ver-com-pensamento-positivo–enfatiza. Tem a ver com a tranquilidade de que as conexões, o movimento natural da vida este te-encaminhando ao lugar certo. As vezes tenho uma noticia ruin, não dio certo aquela coisa, eu procuro ficar tranquilo. Nei sempre o consigo. Mais quando mais tranquilo você fica entendi que o caminho no era aqui. O que aquele mais precisa fazer uma adaptação –Aecio faz um movimento com sua mão que em Argentina as pessoas conhecem como dar uma volta de rosca. Aecio explica sua crença na teoria da física quântica e esboça com alegria sua maneira de adejar-se mecer por o curso da vida. Aecio lança uma afirmação que desde o momento que foi enunciada a gente já sabia seria o título da nota: “A vida sabe mais que você”.


Comments


MAREAVIVA

Producciones en movimiento

holamareaviva@gmail.com         

+54 11 6164 5047 (Argentina) / +55 48 98146062 (Brasil)

 

  • Facebook B&W
bottom of page