Che Lagarto Hostels Montevideo aumenta tu adicción a viajar
- Fotos & Texto MAREAVIVA
- 28 nov 2015
- 2 Min. de lectura
Che Lagarto Hostel está a solo cuatro cuadras de la terminal de bus de Tres Cruces, punto principal de entrada a Montevideo teniendo en cuenta que el turista llega en su mayoría en ferry o en bus. Esa es la apuesta: que el viajero que llega encuentre rápidamente un lugar donde hospedarse. El cometido se logra fácilmente. El encargado del hostel Luis Martinez cuenta que la capacidad de 35 camas está cubierta en un 87% durante el año.

La cadena, que tiene su casa matriz en la ciudad costera de Mar del Plata (Argentina), cuenta con el mayor despliegue de sucursales por Brasil, cubriendo puntos obligados como Ipanema, San Pablo y Copacabana y otros paradisíacos como Isla Grande, Itacaré y Natal. El abanico lo completan Buenos Aires (Argentina), Lima (Perú), Santiago (Chile), Colonia (Uruguay). Hay dos tipos de comodidades: el hostel y las suites.

Por eso aquí la estrategia se completa brindando un servicio que mixtura ambas. Al ser el brasilero el principal huésped en Montevideo la oferta responde a sus necesidades. “El huésped brasilero no es tan mochilero como el europeo o un chileno –dice Luis- y por su situación económica el brasilero que está buscando algo más barato se inclina al hostel con algo más de privacidad”. Es por eso que se mezcla lo descontracturado de un hostel con algunos tips de hotel como el cierre de las puertas con tarjeta magnética y las habitaciones (espaciosas y limpias) compartidas con baño en suite en la habitación, nada de baños de uso multitudinario. Las instalaciones se distribuyen en cuatro pisos: tres habitaciones compartidas, con diez camas cada una, y cinco habitaciones privadas que varían con una o dos camas matrimoniales. Una habitación femenina es un plus para las mujeres, más para aquellas que viajan solas.

El desayuno es de esos que ponés el despertador para no perdértelo. Es de 8 a 10 horas y está incluido en el precio de la habitación. Aunque los espacios comunes son pequeños el sentirse a gusto en la estadía viene de la mano de la buena onda del staff y de los pequeños gestos como una merienda de jugo y galletitas caseras ¡riquísimas! para el regreso de la caminata del día. También hay un dispenser con agua fría y caliente a disposición, dos computadoras para navegar y una terracita para el verano que se viene.

Hay tres tipos de precios: el precio mostrador para quien llega sin reserva de 500 uruguayos la compartida y 720 la privada; mientras que hay otro precio más bajo para reservaciones web (en plataformas como Booking o en la página de Che Lagarto). Para el viajero que viene con reservación de otro Che Lagarto tiene un descuento: “buscamos la conexión entre nosotros mismos”, cuenta Luis que es venezolano de familia uruguaya y llegó hace tres años a Montevideo en búsqueda de una mejor manera de vivir. “Estoy enamorado de este país. Lo que más me amarra es la tranquilidad y la propia gente”, relata Luis quien a sus 27 años es licenciado en Hotelería y sueña con abrir una posada en Colonia al jubilarse. Mientras tanto nos cuenta que es feliz trabajando aquí en la sucursal de Montevideo: “Yo lo veo como mi casa”.

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